
Esta tarta salada de pera, gorgonzola y miel de romero sobre masa quebrada es ese plato que nunca falla cuando quiero impresionar sin pasarme horas en la cocina. Crujiente por fuera y cremosa por dentro tiene ese balance irresistible de dulce salado y aromas otoñales de romero que la convierten en el centro de cualquier mesa de brunch o celebración especial.
La primera vez que la probé fue en una reunión familiar de otoño todos me preguntaron la receta y desde entonces se ha convertido en un clásico en casa especialmente cuando quiero algo especial sin complicaciones.
Ingredientes
- Masa quebrada: una base crujiente que sostiene bien el relleno, escoge una de mantequilla para mejor sabor
- Peras: maduras pero firmes, aportan dulzor y textura, busca peras jugosas pero no muy blandas
- Gorgonzola: queso azul suave y cremoso, combina perfecto con la pera, elige uno de buena calidad
- Cebolla morada: da sabor caramelizado y un color atractivo, cuanto más fresca mejor
- Huevos: ligan el relleno y le dan estructura, que no sean muy pequeños
- Nata líquida: para un relleno cremoso, prefiere nata entera
- Romero fresco picado: clave para dar aroma, usa siempre fresco para más intensidad
- Sal y pimienta: realzan todos los sabores, usa sal fina y pimienta negra recién molida
- Miel de romero: el toque final aromático y dulce, busca miel artesanal si puedes
- Nueces: opcionales pero aportan un toque crujiente y un sabor tostado, elige nueces frescas y sin amargar
Instrucciones paso a paso
- Preparar la base:
- Extiende la lámina de masa quebrada en el molde asegurándote de que quede bien pegada a los bordes, luego pincha el fondo varias veces con un tenedor. Esto evita que se infle durante la cocción. Prehornea la masa durante unos diez minutos a ciento ochenta grados con peso encima, puedes usar legumbres secas. Esto es clave para que quede crujiente y no se ablande con el relleno.
- Cocinar la cebolla:
- Calienta un poco de aceite en una sartén a fuego medio bajo, añade la cebolla morada cortada en fina juliana; cocina lentamente removiendo de vez en cuando hasta que la cebolla esté bien blanda y ligeramente caramelizada, unos ocho o diez minutos. Esto desarrolla dulzura y profundidad de sabor.
- Mezclar el relleno:
- En un bol, bate enérgicamente los huevos con la nata, añade la sal, la pimienta y el romero fresco picado. Asegúrate de que todo quede bien integrado; la mezcla debe ser homogénea y aromática.
- Montaje de la tarta:
- Reparte la cebolla caramelizada uniformemente sobre la base ya precocida. Distribuye el gorgonzola en trozos por encima, luego acomoda las láminas de pera colocándolas ligeramente superpuestas para mejorar la presentación. Finalmente, vierte la mezcla de huevo y nata procurando que se reparta por toda la superficie.
- Horneado y acabado:
- Lleva la tarta al horno a ciento ochenta grados y cocina durante unos veinte o veinticinco minutos hasta que el relleno esté cuajado y la superficie ligeramente dorada. Al sacarla del horno aún caliente, riega con miel de romero para que se funda con el calor; añade las nueces troceadas si las usas. Deja templar unos minutos antes de servir.

Lo que debes saber
- Alto contenido en calcio gracias al queso
- Aporta fibra y antioxidantes por la pera y las nueces
- Se puede congelar sin perder calidad
- El gorgonzola es mi toque favorito, me gusta añadirlo en trozos desiguales para encontrar "sorpresas" cremosas en cada porción.
Una de mis mejores memorias con esta tarta fue hacerla con mis hijos una tarde lluviosa de otoño mientras sentíamos el aroma del romero llenar la casa.
Consejos para guardar
Guarda la tarta tapada en la nevera; aguanta perfectamente tres días. Solo tienes que darle unos minutos de horno suave si la prefieres tibia. Si haces mucha cantidad, puedes cortarla en porciones y congelar cada una envuelta en film. Dura hasta dos meses sin que pierda textura.
Sustituciones de ingredientes
Si no tienes gorgonzola, puedes usar queso azul danés, roquefort o incluso un queso de cabra curado. Para la base de masa quebrada también sirve una masa integral para un toque más rústico. Y si buscas una versión sin frutos secos, simplemente omite las nueces.
Cómo servirla
Sirve la tarta acompañada de una ensalada de hojas verdes como rúcula con unas gotas de limón para cortar el dulzor de la miel. Es ideal tanto caliente como fría y en brunch se lleva todos los aplausos. Me gusta cortarla en porciones pequeñas si es para compartir en un buffet.
Un toque de historia
Las tartas saladas han sido parte de la tradición de muchas cocinas europeas desde la Edad Media, donde ya se combinaban frutas y quesos en platos para reyes y nobles. El uso de miel y queso azul le da ese giro especial que nunca falla para sorprender.

Preguntas y respuestas sobre la receta
- → ¿Puedo sustituir el gorgonzola por otro queso?
Sí, puedes usar queso de cabra maduro o roquefort si prefieres otros sabores intensos y cremosos.
- → ¿Cómo lograr una masa quebrada crujiente?
Prehornea la base con peso durante 10 minutos antes de añadir el relleno para evitar que se humedezca.
- → ¿Se puede preparar con antelación?
Sí, puedes dejarla lista el día anterior y recalentar suavemente o servir fría según tu preferencia.
- → ¿Qué ensalada va bien como acompañamiento?
Una ensalada de rúcula fresca realza los sabores y aporta contraste ligero al conjunto.
- → ¿Cómo lograr que las peras mantengan su forma al hornear?
Usa peras maduras pero firmes, corta láminas no demasiado finas y colócalas sin solapar excesivamente.