Deliciosas albóndigas en salsa

Estas albóndigas con guisantes y salsa de vino blanco se han convertido en un plato imprescindible en mi mesa cuando busco algo reconfortante pero con un toque elegante. La combinación de la carne jugosa con la dulzura de los guisantes y la delicada salsa de vino blanco crea una armonía de sabores que transporta directamente a las tabernas familiares de España.

Descubrí esta receta durante un viaje por el norte de España y desde entonces la he adaptado ligeramente. Mis hijos ahora la piden constantemente y siempre rascan el plato hasta la última gota de salsa.

Ingredientes

• 500 g de carne picada o mezcla de cerdo y ternera: aporta jugosidad y sabor
• 1 huevo: actúa como aglutinante para mantener la forma
• 50 g de pan rallado: da textura y ayuda a que las albóndigas queden tiernas
• 2 dientes de ajo picados: añade un sabor aromático fundamental
• 2 cucharadas de perejil picado: aporta frescura y color
• 1 cucharadita de sal: realza todos los sabores
• ½ cucharadita de pimienta negra: añade un ligero picante
• 50 ml de leche: mantiene la mezcla húmeda y jugosa
• Aceite de oliva para freír: busca un virgen extra para mejor sabor

• 2 cucharadas de aceite de oliva: base aromática para la salsa
• 1 cebolla finamente picada: aporta dulzura natural a la salsa
• 1 diente de ajo picado: intensifica el sabor
• 150 ml de vino blanco seco: añade acidez y profundidad
• 200 ml de caldo de pollo o verduras: es la base líquida con sabor
• 150 g de guisantes congelados o frescos: dan dulzura y color
• 1 cucharada de harina: espesa la salsa perfectamente
• Sal y pimienta al gusto: ajusta el sabor final
• Perejil fresco picado para decorar: aporta frescura visual

Instrucciones Paso a Paso

Preparar la mezcla:

En un bol grande, combina todos los ingredientes para las albóndigas carne, huevo, pan rallado, ajo, perejil, sal, pimienta y leche. Mezcla con las manos hasta que todos los ingredientes estén perfectamente integrados. La textura debe ser suave pero no demasiado pegajosa. Si está muy húmeda, añade un poco más de pan rallado.

Formar las albóndigas:

Con las manos ligeramente humedecidas para evitar que la mezcla se pegue, forma albóndigas de unos 34 cm de diámetro. Procura que todas tengan un tamaño similar para que se cocinen uniformemente. Deberías obtener aproximadamente 2025 albóndigas dependiendo del tamaño que elijas.

Dorar las albóndigas:

Calienta abundante aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Cuando esté caliente, añade las albóndigas en tandas sin amontonarlas. Gíralas con cuidado para que se doren uniformemente por todos lados, unos 57 minutos en total. No es necesario que se cocinen completamente por dentro, ya que terminarán de hacerse en la salsa. Retíralas y resérvalas en un plato.

Preparar la base de la salsa:

En la misma sartén, añade 2 cucharadas de aceite de oliva y sofríe la cebolla a fuego medio durante unos 5 minutos, hasta que esté translúcida pero no dorada. Añade el ajo y cocina un minuto más, removiendo constantemente para que no se queme.

Espesar la salsa:

Espolvorea la harina sobre la cebolla y el ajo, removiendo bien para que se integre por completo. Cocina durante un minuto para eliminar el sabor a crudo de la harina. Este paso es crucial para conseguir una salsa suave y sin grumos.

Incorporar el vino:

Añade el vino blanco a la sartén, removiendo constantemente para disolver cualquier resto que haya quedado en el fondo de la sartén. Deja que reduzca ligeramente durante 23 minutos para que se evapore el alcohol pero quede el sabor.

Cocinar las albóndigas en la salsa:

Incorpora el caldo y lleva a ebullición suave. Devuelve las albóndigas a la sartén, reduce el fuego a bajo, tapa y cocina durante 1520 minutos. La salsa debería espesar ligeramente y las albóndigas deberían estar completamente cocinadas.

Añadir los guisantes:

Agrega los guisantes a la sartén y cocina durante otros 5 minutos hasta que estén tiernos. Si utilizas guisantes frescos, podrían necesitar un poco más de tiempo. Prueba y ajusta la sazón con sal y pimienta.

Servir:

Espolvorea con perejil fresco picado y sirve caliente. Las albóndigas deberían estar tiernas y jugosas, y la salsa espesa lo suficiente para cubrir ligeramente una cuchara.

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Lo Que Debes Saber

Perfecto plato de confort para días fríos Se puede preparar con antelación y sabe aún mejor al día siguiente La salsa es ideal para mojar pan crujiente Rico en proteínas y sorprendentemente equilibrado con los guisantes Versátil como plato principal o como parte de un menú más elaborado El vino blanco es mi ingrediente favorito en esta receta. Uso un Albariño seco que aporta notas frutales y acidez perfecta a la salsa. Recuerdo la primera vez que serví este plato en la cena de Navidad mi suegra española me pidió la receta inmediatamente algo que considero el mayor cumplido que he recibido jamás.

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Consejos de Conservación

Este plato es ideal para preparar con anticipación y se conserva perfectamente. Para guardar las sobras, deja que se enfríen completamente y luego guárdalas en un recipiente hermético en la nevera hasta 3 días. Al recalentar, añade un poco de caldo si la salsa está demasiado espesa. Para congelar, coloca las albóndigas y la salsa completamente enfriadas en recipientes aptos para congelador y congela hasta 3 meses. Descongela en la nevera durante la noche y recalienta a fuego lento, añadiendo un poco de líquido si es necesario para recuperar la consistencia original de la salsa.

Sustituciones Inteligentes

Si no consumes carne de res o cerdo, puedes usar carne de pavo o pollo picada, aunque la textura será ligeramente más seca. Añade una cucharada extra de aceite de oliva a la mezcla para compensar. Para una versión sin gluten, sustituye el pan rallado por pan sin gluten o copos de avena molidos. La harina se puede sustituir por maicena o harina de arroz para espesar la salsa. Si no consumes alcohol, puedes omitir el vino blanco y usar caldo extra con una cucharadita de vinagre de manzana o zumo de limón para añadir acidez.

Sugerencias para Servir

Las albóndigas con guisantes y salsa de vino blanco son extremadamente versátiles a la hora de acompañarlas. Tradicionalmente se sirven con arroz blanco, que absorbe maravillosamente la salsa. El puré de patatas casero también es una opción excelente, creando una cama cremosa para las albóndigas. Para una comida completa, acompaña con una ensalada verde aliñada con vinagreta de limón para contrastar con la riqueza del plato principal. Si buscas una experiencia más auténtica, sirve con pan rústico español para mojar en la salsa.

Preguntas y respuestas sobre la receta

→ ¿Puedo usar solo carne de ternera para las albóndigas?

Sí, puedes usar 500g de ternera picada, aunque la mezcla de cerdo y ternera aporta más jugosidad y sabor a las albóndigas. Si usas solo ternera, considera añadir un poco más de aceite de oliva a la mezcla para mantenerlas jugosas.

→ ¿Se pueden preparar estas albóndigas con antelación?

Absolutamente. De hecho, el sabor mejora después de reposar. Puedes preparar el plato completo con un día de antelación y recalentarlo a fuego lento. También puedes formar las albóndigas crudas y refrigerarlas hasta 24 horas antes de cocinarlas.

→ ¿Qué puedo usar en lugar de vino blanco?

Si prefieres no usar alcohol, puedes sustituir el vino blanco por caldo de pollo o verduras adicional con una cucharada de vinagre blanco o zumo de limón para aportar acidez. También funciona bien el caldo con un poco de zumo de manzana.

→ ¿Cómo puedo hacer este plato sin gluten?

Sustituye el pan rallado normal por pan rallado sin gluten y usa harina de maíz o de arroz en lugar de harina de trigo para espesar la salsa. Asegúrate también de que el caldo que utilices sea certificado sin gluten.

→ ¿Puedo congelar las albóndigas con salsa?

Sí, este plato se congela muy bien. Deja que se enfríe completamente, luego transfiere a recipientes herméticos y congela hasta por 3 meses. Descongela en el refrigerador durante la noche y recalienta a fuego lento, añadiendo un poco de caldo si la salsa está demasiado espesa.

→ ¿Qué hierbas puedo añadir a la salsa para más sabor?

Además del perejil, puedes enriquecer la salsa con tomillo, romero, orégano o una hoja de laurel. El azafrán también es una adición tradicional española que aporta color y aroma. Retira las hierbas duras como el laurel antes de servir.