01 -
Precalienta el horno a 150°C. En una bandeja, mezcla la harina de trigo con la almendra molida y extiéndelas. Hornéalas durante 15 minutos, removiendo a mitad del tiempo, hasta que apenas empiecen a dorarse y liberen aroma. Deja enfriar completamente antes de usar.
02 -
En un bol grande, bate la manteca de cerdo (debe estar blanda) con el azúcar glas hasta formar una crema. Añade canela, jengibre, clavo, nuez moscada, la ralladura de limón si usas, y una pizca de sal. Incorpora la mezcla de harina y almendra tostadas (ya fría) poco a poco, amasando con las manos o una espátula, hasta obtener una masa uniforme. Forma una bola con la masa, envuélvela en papel film y déjala reposar 1 hora (a temperatura ambiente o en la nevera si hace calor).
03 -
Precalienta el horno a 180°C. Sobre una superficie ligeramente enharinada, estira la masa con un rodillo hasta un grosor de aproximadamente 1 cm. Con un cortapastas redondo (5 cm de diámetro aprox.) o con un vaso, corta círculos de masa. Coloca los círculos sobre una bandeja con papel de horno. Une los recortes de masa, vuelve a estirar y continúa cortando hasta agotar la masa. Si deseas, espolvorea semillas de sésamo sobre algunos mantecados para decorar, presionándolas ligeramente.
04 -
Hornea los mantecados durante 12-15 minutos, vigilando constantemente. Deben quedar blanquitos por dentro pero firmes, y apenas dorarse en los bordes o la base. Al sacarlos, estarán frágiles. Déjalos enfriar en la misma bandeja durante 10 minutos para evitar que se rompan, luego pásalos cuidadosamente a una rejilla para que se enfríen por completo.
05 -
Una vez fríos, los mantecados tendrán esa textura que se deshace en la boca. Puedes espolvorearlos con más azúcar glas si lo deseas. Para conservarlos, guárdalos en un recipiente hermético o en una caja metálica en un lugar fresco y seco. Pueden durar varias semanas.